viernes, 10 de febrero de 2012

Flor Suicida

 Hola desde la profunda oscuridad que me consume les contare mi historia. Saben  tenia tantos sueños; de esos sueños dulces y rosas que estúpidas me parecen ahora esas cosas. Suena tonto el vestido blanco y las flores en una gran celebración. Limpio de mi rostro las patéticas lágrimas que se asoman.
-Vamos hija ya es hora-Me llama mi madre
-Ya voy-contestó

Tomó el ramo de flores y me acomodo el velo y voy hacia mi tumba. Sonrió con amargura por pensar en mi juventud pérdida y mi vida desperdiciada.  Soy una flor que se marchita, una flor suicida. Soy una suicida aunque no acabe literalmente con vida, lo soy aunque se pregunte el ¿Por qué? Aunque la razón es simple estoy entregando mi vida a quien no debía.
Todos me miran felices pero mantengo fija la vista en un punto en el vacío esperando verlo pero sé que no vendrá. Siento la mano del pobre diablo que será mi esposo y le sonrió. Volteo hacia el frente y mi mente se aturde al oír al reverendo. Soy una suicida aunque me falta el coraje para terminar con mi vida y decidí hundirme en la agonía del día al día.
Cierro mis ojos y mi mente me lleva a su recuerdo. Retumba su voz en mi cabeza. Aun puedo oír sus vacías promesas de amor eterno que se han ido con el viento. Agacho la mirada y veo las rosas del ramo que sostengo en mis temblorosas manos. Hay ¿Por qué tenían que ser rosas? Rosas él me regalaba rosas. Mi mente divaga en los momentos que destrozaron a mi corazón. Cuando entregaba mi cuerpo esperando recibir amor.
Mi corazón y mi cabeza me traicionan hacen que me pierda en las penumbras de mi pasado.
-Te amo-resuena su voz en mi cabeza-Estaremos juntos siempre-
Que tonta fui en creer en esas palabras. Me enojo conmigo tras el recuerdo y aprieto con fuerza el ramo tal es mi furia y frustración que las espinas perforan mis manos reaccionó ante el dolor y noto las pequeñas gotas rojas de sangre en mis manos. El olor a sangre llega a mis fosas nasales  ese olor tan característico que no he podido borrar de mis manos desde que con ella manche mí conciencia. Las palabras del reverendo me devuelven al mundo. El momento ha llegado la promesa se esta sellando. Entrego el ramo a una de mis damas, ella m sonríe y lo toma gustosa. Miro de reojo a los invitados y todos me sonríen, me alagan. Muy felices todos ante mi desgracia.
Volteo para mirar de frente a la victima inocente de mi cobardía a un buen hombre que hoy me entrega su vida. Toma mi mano y en ella posa el anillo que es el símbolo de mi muerte. Hoy al recibir esa alianza estoy entregando mi patético ser alguien que no amo. Hoy muero en vida. Hoy la flor que era se suicida. Mis manos temblorosas toman la alianza y hago el mismo ritual. Lo miro a los ojos y hago la promesa de amor eterno. Si claro amor eterno pero bueno aprendí a mentir de la misma forma que me mentían.
Me siento observando el anillo que ahora adorna mis sangrientas manos. Cierro los ojos y recuerdo el dolor que me llevo a hundirme en esta situación.
Era muy joven apenas y conocía el mundo a mí alrededor. Tenía grandes aspiraciones deseaba comerme el mundo y quizá lo hubiera logrado. Hasta que lo conocí sus ojos castaños y su cabello negro. Parecía ser un caballero andante de “brillante armadura” con sus palabras bonitas me conquisto claro el sabia muy bien que decirle a chicas como yo. Levantarles el ego con palabras de amor.  Si no hubiera estado tan necesitada de atención hubiera visto lo que el mundo me advirtió. Que sus acciones demostraba todo menos amor. Pasaron los meses y la lujuria me envolvió otro poco de palabras bonitas y sucumbí a la pasión. Me sentía en las nubes creí que había encontrado a mi príncipe encantador pero en muy poco tiempo vería que un demonio que de oveja se vistió.
Olvidándome de mi misma. Lo seguí al infierno donde el demonio que llevaba dentro de si despertó, dejo de ser tierno y con el pasar de los días se volvió violento. Pensé que podría cambiarlo y el cielo me dio una ilusión y el inferno me la arrebato en mis entrañas nacía el fruto de esas noches de pasión. Mi corazón brincaba de ilusión pensando que por el y por mi amor EL iba a cambiar pero una de esas tantas noches donde mi cuerpo servía como desahogo de su frustración y todo cambio. Los recuerdos son tan borrosos pero aun se siente el dolor mi cuerpo temblaba, y piel antes blanca  tornaba amoratada alce la vista y con horror vi el rio de sangre que baja de mis piernas y ahí mi esperanza murió pero mi espíritu renació quizá en el fondo esperaba que la muerte me llevará también y con un coraje desconocido me envolvió como pude me levante con su sangre mis manos manche.
Mis fuerzas me abandonaron en ese momento, ansiosa esperaba que mi final hubiera llegado pero no llego cuando abrí los ojos estaba en una cama de hospital y ahí es donde lo encontré a él mi ángel que me salvo a quien quisiera darle todo y no puedo darle lo único que me pidió… no puedo darle amor.
Con el pasar de los meses mi cuerpo mejoraba pero yo era un ente, una flor que solo respiraba pero ya no irradiada vida. Mis ojos perdieron su luz y mi espíritu no volvió. En mi letargo como muerta en vida termine aceptando su adoración. Regalando migajas a alguien de quien obtenía su devoción.
Mi familia estaba tan feliz. Todos pensaban que había vuelto a ser feliz. Pero yo jamás volveré a sonreír, mi cuerpo se adormeció y ya no volverá a sentir. Oh ironía del destino él es mi ángel y yo me convertí en su verdugo.  Pague con mis caricias vacías su infinito amor.
-Se que no me amas y aun así yo te entrego mi corazón  - susurro antes de abandonar mi habitación
Ahí fue cuanto tome la decisión regalaría mi cuerpo alguien por quien nunca sentiré amor.
Mi funeral así es como yo llamo a mi “boda” está terminando, tomó el ramo y voy del brazo del que ahora es mi señor  y los dos morimos hoy. El me entrega devoción esperando amor. Yo le entrego compasión esperando al fin entregarme con pasión.
El amor fue mi verdugo más cruel me llevo a tocar el cielo con las manos pero en el infierno me dejo.  Mi alma pura con veneno pereció.  Mi corazón se consumió es incapaz de regalar amor.
El besó mis manos  y la sangre limpió, pero la sangre no se va en mi imaginación. Su recuerdo me marco y no soy digna de recibir amor. Mi corazón falleció, mi alma en el infierno se quedo. Hoy soy un ente sin vida. Soy la flor que se suicida. He pagado un alto precio por no ser merecedora de perdón.
Salimos de la iglesia sonrío y siento como me bañaban con pétalos de flor. Pobres flores muertas igual que yo. Mi ahora esposo toma mi mentón cierro los ojos al sentir su cálida caricia en mi mejilla y un beso en mis labios. Camino hacia mi muerte por que la mujer feliz que era ya murió.
Muchos decían que era tan bella y dulce como si fuera una flor pero hoy esa flor se suicida.  Hoy esa flor se marchita por cerrar su corazón.

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